Por: Luis Fernando Pacheco Gutiérrez
¿Qué tareas en materia de Política Exterior se trasladarán al nuevo gobierno?
En nuestra primera entrega ahondamos en el panorama de la Política Exterior del gobierno de Iván Duque Márquez, ahora queremos detenernos sobre una serie de falencias del gobierno saliente que se transforman en pendientes para quien lo suceda el próximo 7 de agosto.
El papel de Colombia en la Región: ¿Qué papel juega Colombia en la región latinoamericana? Históricamente nuestro país ha luchado con la famosa imagen del Tíbet Latinoamericano haciendo referencia a un excepcionalismo comportamental que lo ha mantenido alejado (y en ocasiones, en abierta contradicción con los demás gobiernos de la región. Aunque Duque quiso impulsar el denominado “Grupo de Lima” con el objetivo de hacer frente al régimen venezolano, este se disolvió y Colombia (al igual que todos los gobiernos de la región) naufragan en sus propios individualismos e intereses sin ningún tipo de mirada común.
La aplicación del fallo de la CIJ: Difícil tarea tendrá el sucesor de Duque al preguntarse como aplicar los dos fallos adversos en materia de límites marítimos. Para quienes suscribimos este artículo no hay duda alguna sobre el carácter de dictadura del régimen de Daniel Ortega (lo admite incluso el entrante gobierno de Gabriel Boric que evitó invitarlo a su posesión presidencial). Sin embargo, la cancillería entrante debe trazar una ruta integral de dialogo y facilitación que permita salir del limbo jurídico y avanzar hacia un cumplimiento del fallo que recupere la credibilidad en materia internacional e Colombia, sin menoscabar la protección de los derechos de los raizales.
Las alianzas estratégicas: Es evidente que Colombia sigue siendo el principal aliado regional de Estados Unidos en Latinoamérica. Sin embargo, tras el ascenso de Donald Trump al poder, los puntos de dicha alianza se desdibujaron y se quedaron en una especie de agenda de largo alcance pero sin materialización concretas. Por si lo anterior fuera poco, el mejoramiento de las relaciones entre Venezuela y el hegemón se convirtió para el gobierno Duque en una especie de deslealtad, puesto que las eximias acciones de Colombia contra su vecino sin el apoyo de Estados Unidos se convertían en meras declaraciones simbólicas.
Sin embargo, el desdibujamiento de un norte claro para la relación Colombia-Estados Unidos tampoco significó desde ningún punto de vista que Colombia se insertara en otro esquema. De cierta manera, con excepción de acciones concretas como el Tratado de Libre Comercio con el Reino Unido, las mismas visitas de Estado de Duque (cuantiosas por demás) parecen no obedecer a otro patrón que repetir discursos, dar entrevistas y hablar de cara a su país, y no al exterior.
El cumplimiento de los Acuerdos: Como lo mencionábamos en nuestra primera entrega, el éxito de la política exterior del Gobierno Santos consistió en apuntalar una cooperación internacional generosa frente a la implementación de los Acuerdos de La Habana entre la guerrilla de las FARC y el Estado colombiano. Dicho apoyo no solamente se manifestó en materia económica, sino en un respaldo constante, especialmente de la diplomacia europea que, por ejemplo, ha apoyado de manera constante y abierta al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y Garantías de No Repetición. Ni siquiera el gobierno Duque buscó enfrentar dicho apoyo que significaba buena parte del eje de la acción recíproca entre Colombia y buena parte de los países miembros de la Unión Europea. A quien suceda a Duque en Palacio y a Martha Lucía Ramírez en San Carlos, solo le restará preguntarse como dar continuidad a esas relaciones en momentos difíciles cuando es altamente probable que buena parte de las ayudas económicas que recibía Colombia viren hacia Ucrania, por ejemplo.
La Política de Derechos Humanos: Desde los tiempos de la Guerra Fría (y como ha señalado la profesora Sandra Borda), Colombia ha desarrollado en este tema un comportamiento errático: la ratificación presurosa de los Tratados en materia de Derechos Humanos para proceder a incumplirlos de manera sistemática. De esta manera, los informes negativos de las visitas de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, las sentencias en contra de la Corte Interamericana, las denuncias de múltiples ONG’s han sido permanentemente una espada de Damocles sobre los gobiernos más o menos desde López Michelsen y hasta nuestros días. ¿Cuál será la forma de hacerles frente de cualquiera de sus candidatos?
Ahora bien, en estas páginas hemos sido profundamente críticos pero también debemos señalar lo que múltiples analistas coinciden en afirmar ha sido el gran logro de la política Duque: la regularización migratoria de población venezolana que continuó el gobierno saliente. Ahora, el reto al respecto es la continuidad y avance de la misma. Tras casi un lustro de la agudización de la crisis humanitaria que vive Venezuela y que impacta directamente en Colombia, se hace especialmente necesario acciones de largo plazo y debates álgidos como la nacionalización o acciones estratégicas de impacto como planes de empleo y emprendimiento que de paso hagan frente a posiciones xenófobas y en medio de una recesión económica que hoy casi todos dan por real.
En nuestra tercera y última entrega hablaremos de qué dicen los planes de gobierno de los principales opcionados a la Presidencia 2022-2026.
Luis Fernando Pacheco es abogado, especialista en Desarrollo Personal y Familiar (Univ. La Sabana), candidato a magister en Relaciones Internacionales (Univ. Nacional de La Plata-Argentina) y actualmente cursa el máster en Periodismo de la Universidad de Barcelona.
