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Análisis | Por: Juliana Jaramillo Pabón

     En este escrito, quiero compartir con los que leen estos artículos, las narraciones de algunos de los veinte participantes de mi tesis doctoral (estudio cualitativo, biográfico-narrativo), quienes de manera generosa expresaron sus ideas cuando les pregunté sobre la presencia de la muerte en el área de la salud. Estas narrativas que presento a continuación fueron expresadas por actores (estudiantes y docentes) que pertenecían a las Facultades de Medicina y Enfermería.

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Foto: Pixabay. Encontrada en Pexels.com

    Los participantes de la Facultad de Medicina sugieren la importancia de establecer un debate, acerca de lo que la sociedad persigue con la evasión y ambivalencia que se tiene hacia el tema de la muerte y la industria antienvejecimiento que promueve esperanzas muy poco o nada realistas sobre lo que ellos consideran la inmortalidad física.

     Este debe ser un debate para instalar en las facultades de Medicina, pero, sobre todo, debe hacer parte de la formación de los estudiantes universitarios, es decir de aquellos que cursen la carrera de Medicina. En los relatos se reconoce que existe una necesidad imperiosa de familiarizar al estudiante de Medicina con la muerte, de generar un gran movimiento donde se cree la conciencia de que la muerte no es la enemiga de la práctica profesional de la Medicina y del médico. 

     Para los participantes, con estas acciones se propiciaría el generar esfuerzos por erradicar lo que se denomina:  encarnizamiento terapéutico, que, según sus voces, puede ser considerado como el resultado final de múltiples decisiones o conductas que a pesar de ser tomadas pensando de manera adecuada o de ser benéficas, se convierten en causantes de un daño mayor, provocando un gran sufrimiento al paciente y deterioro, sin ningún beneficio real.

     Esta fue, sin lugar a dudas, una de las preocupaciones más sentidas por los participantes que entrevisté, quienes en su relatos autobiográficos, declararon sentirse muy preocupados  por el tema, pues de acuerdo con sus experiencias,  a los estudiantes de las Facultades de Medicina se les sigue formando dentro de la concepción de que la muerte representa el gran fracaso para un profesional de la Medicina y por lo tanto,  se deben emprender todas las acciones y formas terapéuticas que aseguren la supervivencia del paciente, y muchas veces, sin entrar en el terreno de lo ético-moral y del cuestionamiento de que tan  “humanizadas” resulten ser esas prácticas.

    Igualmente, y con mucha coincidencia entre los entrevistados, se denuncia que a través del sistema médico se decide cómo, cuándo y después de qué indignidades y mutilaciones se permite la muerte del paciente, pero estás decisiones, por lo general, se encuentran divorciadas de todo contenido y sentido de lo humano, lo que ellos reconocen en sus relatos y en la actualidad, como el paradigma de la indignidad asistencial, que instala la supremacía de los medios sobre los fines, por lo tanto se considera de suma importancia la urgente discusión pedagógica y didáctica de esta situación dentro de las aulas universitarias de las Facultades de Medicina, para que los estudiantes en formación puedan develar el verdadero sentido de una práctica profesional médica humanizadora y humanizante.

   Nuevamente y de manera coincidente en las narrativas de los participantes de la Facultad de Medicina, se sugiere colocarse en discusión con todos los estudiantes de las carreras de Medicina, el concepto de la “la buena muerte”, debido a que existen y conviven múltiples y variadas comprensiones de la expresión que deben ser sujetas a discusión por parte de directivos, docentes y estudiantes.

      En las voces de los participantes de la Facultad de Enfermería, y de acuerdo con sus relatos autobiográficos,  los que realmente enfrentan y generan un verdadero proceso de acompañamiento muy personal en los procesos de muerte de los pacientes y con las familias, son los enfermeros, no los médicos, según ellos, los médicos solamente informan el suceso de muerte, pero el personal de la salud y especialmente las y los enfermeros se quedan afrontando y manejando todo lo concerniente al proceso de muerte del paciente, por lo tanto destacan el papel protagónico que debe tener la Facultad de Enfermería para generar procesos formativos sólidos alrededor del tema de la muerte y el morir.

    Con respecto a la formación que recibe un futuro profesional de la Enfermería, los participantes destacan que les enseñan los ciclos y las etapas de la vida, pero no lesenseñan a cuidar la muerte porque están educados para la vida, para evitar que la gente se muera, aspecto coincidente con lo expresado por los actores de la Facultad de Medicina.

     Según sus relatos, los profesionales de la Enfermería tienen que enfrentarse a la muerte con muy pocos conocimientos psicológicos, muy poco apoyo institucional y con un gran desconocimiento de técnicas y estrategias de afrontamiento o de autoayuda, las cuales no fueron aprendidas durante el proceso de formación profesional, es decir, en la universidad. Según sus experiencias, la universidad no enseña a los profesionales de Enfermería un verdadero proceso de enfrentamiento con la muerte, para lo cual reclaman un proceso formativo alrededor del tema.

     Finalmente, quiero destacar lo que sentí y viví con los diferentes actores y participantes de la investigación doctoral:  cuando acudí a todos los directivos para que me orientaran acerca de quienes serían las personas que debían hacer parte de esta investigación doctoral, sentí una fuerte y genuina preocupación e implicación hacia el tema, me expresaban casi todos, la necesidad y la gran importancia de indagar en el escenario de la Institución universitaria acerca del tema de la muerte, ninguno actor objetó inconformidad o negativa ante el tema.

   Los docentes participantes relataron todas sus experiencias y vivencias con la mayor honestidad y me dejaron ver su asombro, el miedo y el dolor ante algunas narraciones autobiográficas, aspecto que para mí fue muy importante porque sentí el compromiso y la necesidad de expresar algo que posiblemente no habían narrado, (aunque todos los días en su trabajo “lidian” con la muerte, expresión utilizadas por ellos),  y que a través de estos relatos podían reconstruir y/o deconstruir y clarificar como forma de comprensión de las vivencias y también como forma de reparación de lo vivido, pues aunque su profesión implica relacionarse con la muerte y los procesos del morir, no hay tiempo para narrar lo que se siente y se piensa acerca de ella.

    Cuando accedí a los relatos de todos los estudiantes, me impactó de manera gratificante y satisfactoria el alto nivel de compromiso y de apertura hacia mis preguntas y cuestionamientos sobre el tema de la educación para la muerte:  cuando tuve las entrevistas, debía asegurar que tuviera más del tiempo previsto, pues esas conversaciones se prolongaban de manera natural y espontánea, ante lo cual puedo concluir que estos jóvenes universitarios están comprometidos con su profesión y lo que implica la muerte dentro del ejercicio de las profesiones de la salud.

    Se encontraban deseosos de ser escuchados acerca del dolor que les ha producido nacer y vivir dentro del conflicto armado y urbano interno colombiano, donde la muerte violenta ha sido naturalizada y donde el profesional de la salud es el primer agente social que tiene que hacer frente a estas muertes, y asegurar que, en lo posible, sea derrotada para no sentirse fracasados y objetos de una mala evaluación cuando sus pacientes mueren dentro de su asistencia o dentro de sus turnos, tal como ellos me lo expresaron:  “Todos rezamos para que no se nos muera un paciente”…


Cláusula de conflicto de intereses: Juliana Jaramillo Pabón, no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico/profesional/personal de su perfil.

Perfil: PhD. en educación de la Universidad Autónoma de Madrid/España. Su correo, por si alguna persona interesada quisiera contactarla o preguntarle algo sobre su campo de estudio, es: julijp63@gmail.com

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