Por: Adonis Ramírez

Tristeza, desesperanza y profundo dolor son los sentimientos por el macabro asesinato de siete policías en la vereda San Luis hace unas semanas; una guerra que sigue cobrando vidas de jóvenes humildes en Colombia.
Los muertos siempre son del mismo lado, jóvenes de estratos 1, 2 o 3 que ingresan a la Policía Nacional (PONAL) o a las Fuerzas Militares o que son reclutados de forma obligada o casi obligada por guerrillas, BACRIM o paramilitares por no tener otras opciones laborales y de estabilidad para construir sus sueños.
En muchas zonas alejadas de Colombia con casi nula presencia estatal (educación, cultura, salud, etc.) la guerra se convierte en la única fuente de trabajo para niños y jóvenes y el bando que escogen depende de quién domine la zona donde habitan.
Hace muchos años fui instructor de los enfermeros de combate de la PONAL, al inicio tuve mucha reticencia en aceptarlo por desconfiar de la policía como institución por la experiencia vivida durante el tiempo que fui líder estudiantil; pero la sorpresa fue significativa al encontrar tanta humildad, ganas de aprender y humanismo en los estudiantes con lo que compartí. Hable con varios de estos jóvenes y les pregunte porque no habían iniciado una carrera profesional con todas las actitudes que tenían para aprender y la respuesta siempre fue la misma “aquí tenemos trabajo y forma de conseguir una casa para mi madre”; con esa respuesta comprendí que la guerra seguiría siendo ¨productiva¨ para los patrones y cruel para los pobres.
La guerra es el negocio de los dueños de las fábricas de armas, de los grandes narcos y de muchos políticos que quieren perpetuar su poder en las regiones de esta forma.
Hoy después de más de 10 años de mi experiencia con los enfermeros de combate, los muertos siguen siendo estos jóvenes que ven en la policía una fuente de trabajo seguro y estable, arriesgando siempre la vida y siendo sometidos a estrés constante.
Sigo soñando que los miembros hombres y mujeres de la policía y fuerzas militares tengan una opción de poder estudiar una carrera dentro de su formación que puedan trabajar en las comunidades sin exponer sus vidas y que mueran de viejos y no siendo “héroes de la patria”.
Perfil: Opita modelo 1974. Cirujano de cabeza y cuello, especialista en microcirugía con maestrías en epidemiología clínica y educación. Triatleta aficionado y escritor por necesidad. Conferencista nacional e internacional. Codirector del Festival de Poesía de Neiva y del programa Poesilina: medicina para el alma.
Cláusula de conflicto de intereses: Adonis Ramírez no recibe salario, ni ejerce labores de consultoría, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo académico/profesional/personal de su perfil.