Columna de opinión por la Invitada del mes: Viviana Chindicue Largo.
De manera histórica, el presidente electo nombró a tres líderes indígenas de distintos pueblos para ocupar cargos importantes de gobierno, decisión que ha sido aplaudida por la mayoría de las comunidades indígenas.

Fuente: Comisión de la Verdad
Colombia es un país profundamente racista, clasista y patriarcal, cuyas principales víctimas han sido las minorías étnicas, entre ellos los pueblos indígenas. El reconocimiento que hoy en día tienen estas comunidades; y no meramente de los derechos plasmados en diferentes marcos normativos, si no en la materialidad de los mismos, ha sido fruto de un proceso de lucha que viene de muchos años atrás, es el resultado de las mingas, del aguante en las calles y de los dolores profundos ante las despedidas de compañeros y compañeras que merecían seguir viviendo.
Por eso el triunfo de una propuesta de gobierno alterno causó gran emoción. En aquella tarde del 19 de junio del 2022 cuando los medios de comunicación anunciaron a Gustavo Petro y Francia Márquez como nuevos presidentes, la alegría en los territorios fue evidente, los abrazos cargados de emoción y el canto a todo pulmón del Himno de la Guardia indico un nuevo inicio como país. Nunca antes la victoria de un aspirante a la presidencia había emocionado tanto al pueblo; sobre todo de las comunidades indígenas que en múltiples oportunidades han expresado desconfianza con los políticos. No obstante, Petro demostró ser un líder político capaz de dialogar y sus propuestas muy encaminadas a las luchas populares, campesinas e indígenas lograron el respaldo de la mayoría de los pueblos originarios agrupados en distintas organizaciones como la ONIC, CRIC, OPIAC, AICO, MAIS, entre otros.
En campaña prometieron ser “el gobierno del cambio” y Petro ha sabido traducirlo muy bien. Con la designación de grupos históricamente vulnerados en cargos altos de gobierno, los cambios estructurales se hacen más evidentes. Colombia es un país con una gran diversidad cultural, pero nunca antes la intención de gobernar desde la diversidad había sido tan evidente. Por esto, dichos nombramientos son simbólicos e históricos. Es la puesta en marcha de un país plurietnico, es la exaltación de la constitución colombiana.
Entre los nombramientos se encuentra la lideresa social Arhuaca, Leonor Zalabata Torres como embajadora ante la ONU en Nueva York; Patricia Tobón, abogada del pueblo Embera para la dirección de la Unidad de Victimas y Giovani Yule, sociólogo Nasa para la dirección de la Unidad de Restitución de Tierras. Cargos cuya labor son claves para la implementación de los acuerdos de paz. Considerando que los pueblos indígenas son quienes particularmente han vivido en carne propia el conflicto armado, los nombramientos resultan ser pasos firmes para el buen vivir de las comunidades.

Fuente: Confidencial Colombia
Para las principales organizaciones indígenas que han aplaudido esas designaciones, significa el reconocimiento de la labor desmedida, admirable y legitima por la defensa de los derechos colectivos, especialmente del territorio y el cuidado de la vida. Por otro lado, la elección de las dos mujeres indígenas es una acción reivindicativa en una sociedad profundamente patriarcal. Es un mensaje directo a la ciudadanía y a las mismas comunidades étnicas, pues no es secreto que algunos patrones culturales siguen violentando a la mujer indígena y la mantienen en una posición de inferioridad.
Otro mensaje contundente es para esa ciudadanía racista y la elite clasista, que los indígenas lejos de ser unos simples “ignorantes”, “salvajes” y “rebeldes” son personas preparadas con conciencia social, critica e intelectual; con saberes y habilidades desarrollados no solo en las universidades, si no, como dicen los mayores: en la universidad de la vida. Debe ser decepcionante para las mentes colonizadoras saber que los “indios” ahora resisten también desde los recintos, de cara a cara, haciendo leyes, defendiendo leyes y velando por los DD.HH. A estas alturas la frase “a ellos tampoco les conviene que el indio sea doctor” del grupo musical Cuatro Mas Tres, cobra mucho sentido, seguramente ya lo veían venir.

Fuente: CRIC-Colombia
Es de precisar que, aunque el movimiento indígena ha expresado empatía con el gobierno entrante, ninguno de los puntos de exigencias y acuerdos serán descartadas. Y al igual que en gobiernos anteriores si se incumplen los acuerdos las mingas volverán. Las comunidades han sido enfáticas que bajo ninguna circunstancia traicionaran la memoria de sus luchas. En ese sentido, la Cumbre de los Pueblos Originarios celebrado en el mes de julio del 2022, en Silvia Cauca, ha dispuesto una Comisión de Interlocución directa con el gobierno nacional compuesta por un delegado de cada una de las siete organizaciones indígenas y por los congresistas indígenas. El objetivo es dar el cumplimiento a las relaciones de gobierno, garantizando la materialidad de la agenda indígena; sobre todo, el impulso y respeto de la autonomía de los gobiernos propios.
Sin duda alguna, es un gran momento para los grupos indígenas; pero también implica retos como seguir manteniendo los diálogos internos como pueblos y entre pueblos; seguir con los mandatos colectivos y espirituales; continuar siendo un referente alterno de vida, de desarrollo en armonía con la naturaleza, ante una sociedad que se sumerge cada vez más al consumo; seguir siendo pueblos en resistencia, pueblos dignos.

Fuente: archivo personal
Perfil: Jóven, mujer indígena de la comunidad Nasa del Resguardo Huila Rio Negro. Estudiante del programa de psicología de la Universidad surcolombiana. Coordinadora del Movimiento juvenil Üus çxhaçxha del resguardo Huila