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Opinión | Por: Sol Angy Cortés Pérez. (Artículo escrito en alianza estratégica con RHUDA, Red Huilense de Defensa y Acompañamiento en Derechos Sexuales y Reproductivos)

Foto: https://www.facebook.com/FranciaMarquezMina

Es indudable que estamos ante un cambio fundamental y necesario que nos acerca cada vez más a una democracia real. La alternancia de poder por fin llega y los reflectores están puestos en esos pequeños detalles que anuncian la grandeza de los movimientos estructurales. Estamos ad portas de necesarias políticas públicas para el cambio y estas, siguiendo a Nancy Fraser, deben ser de redistribución, participación y reconocimiento como pilares de la justicia social. Por un lado, de verdadera redistribución superando el asistencialismo que condena a la miseria y expropia la capacidad de agencia de la ciudadanía, políticas de participación para construir un gobierno garante de la polifonía de voces necesarias para garantizar la representación y por supuesto, políticas de reconocimiento para visibilizar a quienes los grupos privilegiados habían borrado de la historia del país.

Estos tres pilares de la justicia social, hoy son una promesa desde donde brota la esperanza que recorre nuestras cuerpas rhudas. Francia Márquez Mina, nuestra vicepresidenta, en sí misma encarna con su presencia la redistribución del poder, la participación de un pueblo y el reconocimiento de quienes habían sido invisibles para el Estado.

Si bien, son muchos los motivos de celebración ante este momento histórico, hay cuatro puntos clave a los que quiero poner el reflector hoy.

En primer lugar, el feminismo llegó a la vicepresidencia y es indudable que el cambio está siendo posible con y gracias a las mujeres – feministas y no feministas -. Los resultados de las elecciones son la cosecha de una siembra cuidadosa y bien tejida hecha por las mujeres, a través de pedagogías, acción pública e incidencia política, desde apuestas populares, académicas e institucionales que confluyeron como urdimbre y trama para consolidar y sostener un tejido multicolor en sus propuestas de solución  y con un objetivo común: tumbar un sistema que nos oprime a todas las mujeres, al producir discriminaciones y violencias que  por supuesto se acentúan al cruzarse con otras categorías identitarias o factores diferenciales como el origen étnico, la clase social, la discapacidad, la orientación sexual, la edad, entre otras, pero que siendo mujeres nos une como sujeto político colectivo. Un tejido impulsado durante años…siglos. Hoy este acumulado de ganancias políticas y ampliación de la conciencia de género, impulsó que muchísimas mujeres saltáramos y saliéramos a recordarle a la sociedad que no estábamos dispuestas a retroceder ante discursos tremendamente misóginos y sexistas. Incluso mujeres que no se habían interesado en la política, hablaron con sus vecinas, discutieron en sus trabajos y hasta en el bus se nos escuchaba la indignación y la urgencia de votar por un proyecto que no nos reconociera autónomas y libres.

Segundo punto clave. Nuestra nueva vicepresidenta no solo continúa la necesaria ruptura del techo de cristal para las mujeres, sino que, por primera vez, el privilegio blanco y económico no es el posibilitador de ese quiebre de cristal. Por el contrario, el vidrio se desmorona a partir de la necesaria justicia racial y de clase que ella acuerpa. Con ella, despegan los pies del suelo pegajoso miles de mujeres para las que los feminismos más blancos y liberales aún no habían trabajado. Con ella, se abre la compuerta para que la agenda de las mujeres plurales y diversas llegue de la resistencia al poder y la esperanza de que las necesarias acciones de equidad de género se transversalicen en las diferentes estrategias implementadas por este nuevo gobierno. Por supuesto, allí será fundamental que este movimiento social de mujeres siga estando atento para exigir y vigilar su cumplimiento.

Tercero. Como vimos en redes sociales tras las elecciones, la Casa de Nariño se vistió de arcoíris, honrando una bandera que sin temor Francia ha llevado durante todo el tiempo de su liderazgo y campaña.  No es menor que justamente en un discurso de victoria, una candidata no olvidara las disidencias y diversidades sexuales, para nombrar con amor y orgullo las letras L G B T I Q, recordando que el vivir sabroso también es ser y amar sin miedo.  Desde entonces y durante la posesión del nuevo gobierno, miles de personas en sus casas y las plazas celebraron con fuerza (a viva voz o en silencio con el corazón vibrante y dichoso) pues, nuestra vicepresidenta y futura ministra de la igualdad, realizó todo su proceso de campaña desde el reconocimiento, presentando propuestas claras de protección de los derechos de las mujeres y las diversidades sexuales. 

Confiamos en la honestidad del discurso de Francia, el cual no instrumentaliza nuestras causas en tiempo de campaña para luego hacer parte de una administración con una agenda anti-derechos, como dolorosamente hemos visto en tantos momentos. Por el contrario, tenemos la certeza de que trabajará para que nuestra agenda política se incluya en la del nuevo gobierno, retomando las luchas orgullosas de tantas personas que durante décadas han exigido que ser y amar de manera diferente a como lo dicta el heteropatriarcado no nos debe costar el trabajo, la dignidad, la familia… la vida. 

Finalmente, y no menos importante, el reconocimiento de la autonomía sobre nuestros cuerpos por supuesto llega legitimada con este nuevo gobierno, pero también es importante resaltar que los dos proyectos de gobierno que pasaron a segunda vuelta, enunciaban una mirada democrática y garantista al respecto (al menos en el papel, pues claramente el proyecto de Rodolfo Hernández en realidad no era un proyecto democrático para las mujeres, en tanto sus pronunciamientos y acciones eran violentas y misóginas). Así pues, quedaron rezagados en primera vuelta, aquellos proyectos políticos que pretendían hacer campaña a costa de nuestra autonomía sobre las decisiones relacionadas con nuestros cuerpos. 

Ahora, sin duda es con la llegada de Francia al Ministerio de la Igualdad, que otra dosis de tranquilidad embargan nuestras vidas pues claramente en sus discursos y argumentaciones dadas en los diferentes debates, dignos de guardar en nuestros archivos digitales, fue la única con notables claridades frente a lo necesario para garantizar esta causa justa.

Así, con orgullo feminista demos la bienvenida a un gobierno del cambio en el que las mariposas vuelen entre banderas arcoíris, moradas y verdes vibrantes.


Cláusula de conflicto de intereses: La autora no recibe salario, ni posee acciones, ni recibe financiación de ninguna compañía u organización que pueda obtener beneficio de este artículo, y ha declarado carecer de vínculos relevantes más allá del cargo profesional y personal de su perfil.

Perfil: Sol Angy Cortés Pérez.  Feminista. Fundadora de Entretejer y co-fundadora de RHUDA- Red Huilense de Defensa y Acompañamiento de Derechos Sexuales y Reproductivos. Comprometida con la defensa de los Derechos Humanos de las mujeres y la población sexualmente diversa. Trabaja desde el activismo y la institucionalidad para tumbar el patriarcado. Trabajadora Social por la Universidad Pública de Navarra y magister en Intervención social con individuos, familias y grupos por la misma universidad. 

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