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Por: Illia Collazos*

Pocas personas tomaron en serio a Mark Zuckerberg tras anunciar el cambio de Facebook a Metaverso. Pero este podría ser el comienzo de una ya muy esperada revolución tecnológica.

Si revisamos superficialmente los cambios tecnológicos más importantes de los últimos 10 años, difícilmente encontremos algo que se destaque. Los smartphones hacen exactamente las mismas funciones que hace 6 años, quizá con una mejor cámara o hasta tres en un sólo dispositivo.

Pero los grandes tecnológicos -entiéndase Google, Facebook, Twitter, Samsung, Apple y Microsoft – han desarrollado pocos elementos que podamos considerar revolucionarios; como fue por ejemplo, el primer iPhone o el Blackberry o incluso el desarrollo de Instagram y la expansión de WhatsApp. 

En otras palabras, desde el 2014 nos venimos comunicando más o menos de la misma manera, comprando más en línea, jugando más sofisticados juegos, pero la base tecnológica que hacía posible gran parte de las cosas que hacemos hoy en Internet, ha estado allí por varios años. 

Por eso es tan importante darle la bienvenida al Metaverso. Un concepto que muchos rechazan por considerarlo decadente. Es entendible que resulte controversial el hecho de que pasamos tantas horas del día inmersos en una realidad que existe sólo en nuestros teléfonos. Pero lo cierto es que el Metaverso es la única etapa obvia y subsecuente para un mundo hiperconectado, virtual y al que sólo le queda explorar nuevas sensaciones y profundizar experiencias. Porque precisamente eso es el Metaverso: la profundización de una experiencia.

Por qué es mejor valorar el Metaverso que rechazarlo

Hay una respuesta que quizá le resulte familiar a muchas personas: las criptomonedas. 

En dos sentidos, podemos encontrar relaciones entre el Metaverso y las criptomonedas:

La primera, es que nadie creía en ellas, así como muy pocas personas están tomando en serio el Metaverso. 

La segunda, está totalmente vinculada a la forma en cómo han evolucionado las formas de consumo, métodos de pago online y en general, el capitalismo. Las criptomonedas son el complemento perfecto para el Metaverso y sólo hasta ahora gran parte de las personas están mirando a las mismas como una forma de pago o ahorro, o en general, creyendo en ellas. 

Entonces, el valor agregado -que cualquier moneda debe adquirir para poder volverse un método de intercambio -ha finalmente llegado: la confianza de las personas en la virtualidad, incluso cuando implica relaciones comerciales que no existen en otra parte que en Internet. Esto es sin duda algo que hace 10 años no existía: la cultura de lo virtual. 

Lo cierto es que desde los 90s que estamos hablando del capitalismo cognitivo y, en efecto, es un hecho desde hace ya bastante tiempo. El bien más valioso de la humanidad no es el petróleo, es el bit o datos, información y, en general, todo lo que sostiene nuestro intangible mundo cibernético. 

Sin embargo, el hecho de que exista no significa que se reconozca. Lleva varias décadas generar cambios culturales en la sociedad y ésto hasta ahora está sucediendo.

2020s, la década del Metaverso

El Metaverso tiene totalmente sentido en esta nueva etapa que podemos marcar desde el 2020 en adelante. 

No sólo porque la crisis de la pandemia aceleró las formas de consumo en línea en países todavía atrasados con respecto a la misma, sino también porque el valor de las criptomonedas -tanto nominal como real – ha alcanzado topes impredecibles.

A un mundo sobrecalentado por información/data/bit, no le queda otra que sumergirse en un mercado globalizado y virtualizado. Una realidad que va más allá de comprar en línea en una tienda en Estados Unidos desde Colombia o seguir TikTokers orientales. 

Nos tomó 10 años de obsoleta tecnología y muchas horas de scrolling en nuestros teléfonos, para darnos cuenta de que, de hecho, podemos trascender la pantalla y crear experiencias que parecen muy reales y que abren ventanas a otras formas de comunicación, relaciones y, por supuesto, a formas de hacer dinero.

Pero, si la tecnología estaba presente ¿por qué tardamos tanto?

¿Alguien recuerda las gafas de Google?

En realidad, hubo intentos, pero la sociedad no estaba lista para asimilar las formas en que un dispositivo de inmersión puede causar: violaciones a la privacidad, patologías sociales, protección de datos, ataques cibernéticos, etc. 

Google, alrededor del 2011 y 2012, intentó uno de sus -pocos- experimentos fallidos: Google Glasses.

El dispositivo que usa el Metaverso es, sin duda, más sofisticado, en cuanto a la forma de inmersión, imagen, sonido y conectividad; pero la idea era la misma y hace 10 años, de la mano de un gigante como Google, fracasó totalmente. 

¿Por qué? porque éramos neonatos usando smartphones. Era un salto que, culturalmente hablando, no estábamos listos para dar. 

Hoy en día, el dispositivo de realidad virtual (VR), que existe desde hace varios años, es lo que permite que el Metaverso lleve el nombre de una de las compañías más importantes del planeta y sea la apuesta millonaria más grande de uno de los hombres más ricos del mundo. Este dispositivo no difiere mucho de su bisabuelo Google Glass, por lo menos no en la idea básica de extender nuestra realidad hacia otro Universo. Pero es sólo hasta ahora que el Metaverso está más cerca de convertirse en prosa y dejar de ser sólo un verso.

*Illia Collazos es comunicadora social de la Universidad de Buenos Aires, ex editora de la revista TKM Colombia. Actualmente se desempeña como especialista en posicionamiento orgánico de búsqueda (SEO), en la Isla de Malta.

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One thought on “El comienzo de la prosa del Metaverso

  1. Excelente documento para entronizarlo quienes pertenecemos a una década en que el lenguaje virtual no se soslayaba, siquiera. Los milenians tienen ahora una herramienta importante para interactuar con sus pares.

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