Elecciones en África y Europa en 2024.
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Por: Felipe Galli – Columnista invitado. Estudiante de ciencia política en la Universidad de Buenos Aires y analista electoral. X: @FEscrutinio

En nuestras dos últimas ediciones, Felipe Galli hizo un profundo análisis del panorama electoral en este año 2024 en América Latina, y luego en Asía y Oceanía. En esta tercera entrega profundizaremos en África y Europa, que también tendrán desafíos en el que ha sido llamado “el año más democrático de la historia”.

África

África es un continente históricamente afectado por la pobreza, el autoritarismo y el fraude electoral a gran escala. Sin embargo, este año viene con la particularidad de que varias de las contiendas más interesantes, con chances de resultado sorprendente, se van a dar precisamente ahí.

La primera justa electoral de peso en África tendría lugar en Senegal, una de las democracias más importantes del África francófona. Sin embargo, hace un par de días el presidente Macky Sall suspendió sin suministrar una nueva fecha los comicios que se desarrollarían el próximo 25 de febrero. Aunque de momento no tenemos fecha para la jornada electoral y hay protestas en las principales ciudades de Dakar tras el anuncio, no dejaremos pasar un comentario sobre el panorama de este país. 

La historia política senegalesa se ha caracterizado por el mismo patrón: todos los presidentes han llegado al poder por vía constitucional para luego intentar subvertir las instituciones a su favor. No obstante, el país tiene una histórica tradición de sociedad civil organizada que ha servido para que, en cada caso, los senegaleses mismos terminen derrocando al presidente por vía del voto (los últimos tres presidentes del país siguieron en el poder hasta que perdieron la reelección).

Esto no impide que se produzcan duras arbitrariedades y violaciones a los derechos humanos durante las transiciones. El ya mencionado presidente Macky Sall, que ya está pronto a terminar su segundo mandato, enfrentó duras protestas por el encarcelamiento del líder de la principal coalición opositora, Ousmane Sonko, con una dura represión policial. Eso le costó caro, y en las parlamentarias que siguieron se convirtió en el primer presidente senegalés en perder el control del legislativo.

En respuesta, Macky Sall decidió no presentarse a la reelección. Sin embargo, parece decidido a que su espacio político continúe controlando el país. La competitividad de la elección quedó en duda cuando se rechazó la candidatura de Sonko, lo que ha motivado una batalla judicial que persiste y que se encuentra en el limbo tras el anuncio de la suspensión electoral. Esto, sumado a presiones inéditas contra los medios de comunicación (que históricamente en Senegal gozaban de bastante libertad), hablan de un retroceso democrático poco común para este país (clave en una región muy autoritaria).

El presidente senegalés Macky Sall pospone elecciones previstas para el 25 de febrero. Fuente: La Razón.
El presidente senegalés Macky Sall pospone elecciones previstas para el 25 de febrero. Fuente: La Razón.

Mientras tanto, casi la totalidad de los países del sur de África votan este año y sus elecciones suelen ser las de mayor importancia. Se trata de la región más próspera y democrática del mencionado continente. No obstante, también tiene una tendencia a la dominación política por parte de un mismo partido. Sus tres principales democracias, Sudáfrica, Botsuana y Namibia, ponen en juego las hegemonías de larga duración, y en algunos casos hay serias chances de experimentar un cambio de gobierno.

En Sudáfrica el Congreso Nacional Africano (ANC), partido de Nelson Mandela, gobierna desde el final del régimen de la minoría blanca (el conocido apartheid) en 1994, beneficiado más que nada del voto en líneas raciales. El partido, de retórica centroizquierdista, domina el voto negro y los partidos opositores reciben apoyo más que nada de la minoría blanca liberal-conservadora y de algunos grupos sociales con intereses tribalistas. Sin embargo, varios ciudadanos negros (en su mayoría jóvenes nacidos después de la democratización) se han desencantado del partido por considerar que el apartheid terminó en lo político, pero no en lo económico, y que —amparándose en la necesidad de preservar la estabilidad del país— el ANC no ha tocado muchos elementos de la estructura de dominación por parte de la élite blanca.

El actual presidente Cyril Ramaphosa se juega la reelección y las encuestas anticipan que existen serias chances de que el partido pierda la mayoría. Esto deja las puertas abiertas a una inestable coalición encabezada por la opositora Alianza Democrática (DA) o, más probablemente y en una nota discordante, a la forzosa cooperación del ANC con el partido de ultraizquierda nacionalista “Luchadores por la Libertad Económica” (EFF), liderado por el polémico Julius Malema (conocido por sus continuas incitaciones al odio racial contra los blancos u otras razas no negras). Juega en contra de Ramaphosa el hecho de que, a pesar de que el centro de las críticas de Malema son los blancos, EFF ha demostrado mucha más aversión hacia el ANC que hacia la DA, e incluso se ha aliado con ella en el ámbito municipal cuando ha surgido la oportunidad. Una cooperación de todo el arco anti-ANC (así sea temporal e inestable) no puede ser descartada.

A finales de año, las dos democracias vecinas de Sudáfrica, Botsuana y Namibia también pondrán a prueba hegemonías electorales, datando ambas desde tiempos de la independencia. En Namibia, la SWAPO enfrenta por primera vez en 35 años una chance seria de perder el poder ante el surgimiento de un movimiento en torno al dirigente Panduleni Itula, que tiene serias chances de forzar una segunda vuelta y conducir a un cambio de gobierno por primera vez desde que el territorio se independizara de su ocupación por parte de la Sudáfrica del apartheid. Incluso aunque la SWAPO gane el resultado será histórico, pues su candidata será la viceprimera ministra Netumbo Nandi-Ndaitwah. En ese sentido, Namibia llegará al año que viene, o con su primer cambio de gobierno, o con su primera presidenta.

La actual Viceprimera Ministra Netumbo Nandi-Ndaitwa podría ser la primera mujer en dirigir Namibia. Fuente: Windhoek Observer.
La actual Viceprimera Ministra Netumbo Nandi-Ndaitwa podría ser la primera mujer en dirigir Namibia. Fuente: Windhoek Observer.

En la vecina Botsuana, mientras tanto, el Partido Democrático (BDP) no ha perdido una votación desde 1965, aunque siempre en el marco de elecciones libres, sosteniendo el estado de derecho más longevo del continente africano y una de las economías de más rápido desarrollo del mundo (a pesar de reveses financieros recientes). Frente a una oposición envuelta en divisiones internas, caudillismos y alianzas poco afortunadas con el controvertido expresidente Ian Khama, el panorama parece favorable al oficialismo a pesar de lo realmente impopular que es hoy el presidente Mokgweetsi Masisi, cuestionado por su gestión de la pandemia y un cuadro económico gris.

El calendario en África cerrará en diciembre con las elecciones generales en Ghana. Patria de uno de los padres fundadores del panafricanismo, Kwame Nkrumah, la excolonia británica es hoy una de las democracias más laureadas del continente y una potencia importante en los asuntos africanos. El presidente Nana Akufo-Addo, del conservador Nuevo Partido Patriótico, se retira después de dos mandatos y su vicepresidente, Mahamudu Bawumia, será candidato del oficialismo. El predecesor de Akufo-Addo, John Dramani Mahama, del socialdemócrata Congreso Nacional Democrático, busca por tercera vez la reelección que el mandatario actual le impidió conseguir en 2016.

En la que es su cuarta candidatura consecutiva, Mahama cuenta con un panorama más favorable que en años anteriores, pues Bawumia carga con el desgaste de la gestión de Akufo-Addo (complicada tras la pandemia). Asimismo, mientras que Mahama ganó la candidatura del NDC con el 98% de los votos, Bawumia enfrentó una primaria muy dura y divisiva por la candidatura del NPP contra el diputado Kennedy Agyapong, por lo que, si no se llegan a acuerdos de unidad en los próximos meses, el oficialismo llegará a las urnas con heridas internas visibles.

Algunos países africanos (sobre todo antiguas colonias francesas donde se produjeron golpes de estado militares que derrocaron a sus regímenes pro-Francia) deberían o tienen programado realizar elecciones este año. No obstante, lo más probable es que muchos de estos comicios no se lleguen a realizar.

Europa

En términos electorales, en Europa los años 2021, 2022 y 2023 estuvieron marcados por una sucesión de comicios en importantes potencias europeas como lo son Alemania, Francia, Italia, España y Polonia.

Algunos microestados como Liechtenstein, y también Irlanda, celebrarán referéndums. La primera elección propiamente dicha tendrá lugar en Finlandia, que votará a su presidente por el período 2024-2030 la semana que viene. Sauli Niinistö se retira después de dos mandatos y al momento de esta edición el Conservador Alexander Stubb se proclamaba como ganador. Aunque la presidencia finlandesa tiene mucho poder nominal, en la práctica el cargo se ha mantenido ceremonial. 

El líder conservador Alxander Stubb se proclama virtualmente como el nuevo presidente de Finlandia. Fuente: Reuters.
El conservador Alexander Stubb se proclama virtualmente como el nuevo presidente de Finlandia. Fuente: Reuters.

De este modo, Portugal será la primera elección parlamentaria importante en Europa. Los comicios, adelantados más de dos años luego de que una curiosa intriga policial (que incluyó acusaciones de corrupción), precipitaron la caída del primer ministro António Costa, del Partido Socialista, a pesar de que contaba con una mayoría absoluta desde las elecciones de 2022. Costa, en el poder desde 2015, anunció su retiro después de su dimisión, aunque permanecerá en el cargo hasta después de las elecciones.

Pedro Nuno Santos, exministro de Infraestructura y Vivienda, es el candidato del PS para convertirse en primer ministro. Enfrentará el desafío de Luís Montenegro, del Partido Social Demócrata (centroderecha), que se postula con una coalición con otros partidos conservadores, conocida como “Alianza Democrática”. A pesar de la caída de Costa, las encuestas muestran una competencia muy ajustada, y el PS no se puede considerar por acabado. El ojo está en la posible irrupción del movimiento ultraderechista CHEGA (“Basta”), encabezado por André Ventura. Su presencia podría complicar seriamente las chances de formar un gobierno estable, sobre todo porque la centroderecha tradicional ha descartado históricamente formar coalición con ellos.

Por supuesto que no todo en este mundo son fiestas de democracia. Entre el 15 y el 17 de marzo tendrán lugar las elecciones presidenciales en Rusia. Si bien ninguna de las elecciones rusas desde la llegada al poder de Vladimir Putin en 1999 se ha considerado completamente libre y justa, desde que este lanzó su invasión a gran escala contra Ucrania el régimen ha aumentado la represión contra la disidencia interna. Miembros destacados de la oposición, como Alexei Navalny, han sido encarcelados, forzados al exilio o simplemente inhabilitados. Putin parece tener así el camino allanado para el que será su quinto mandato presidencial, enfrentando la oposición simbólica de los candidatos de partidos vinculados al sistema: el Partido Comunista, el Partido Liberal Demócrata y la Unión de Fuerzas Políticas Progresistas.

Pero la verdadera joya de la Corona del viejo continente para este año, en términos electorales, serán las elecciones para el Parlamento Europeo, máximo órgano legislativo de la Unión Europea. Si bien tiene poco poder real, este organismo se considera clave para delinear algunas políticas de la UE, además de ser el que aprueba o rechaza el nombramiento de la Comisión Europea, que es la que realmente tiene el mando en la organización supranacional. Cada uno de los países de la UE celebrará elecciones para sus representantes en este parlamento, con sus partidos nacionales integrando a su vez partidos europeos. Es, pues, un proceso electoral demasiado amplio y complicado para explicarlo en unas pocas líneas, pero en síntesis la mayor expectativa pasa por una subida de los partidos nacionalistas y contrarios a la UE en varios países, muchos de los cuales tienen posturas extremistas (sobre todo de derecha, pero también los hay de izquierda). En un contexto de fuerte amenaza regional por la guerra en Ucrania, el próximo legislativo europeo podría tener una bancada extremista mucho más grande y vocal.

Por fuera de la UE, el Reino Unido se prepara para unas muy esperadas elecciones generales. En teoría la Cámara de los Comunes tiene mandato hasta enero de 2025, pero el gobierno del primer ministro Rishi Sunak, del Partido Conservador, ha aclarado que las elecciones se realizarán este año. Se trata de los primeros comicios que tienen lugar bajo el reinado de Carlos III luego de la muerte de la Reina Isabel II en septiembre de 2022, tras más de setenta años de reinado.

En el poder durante los últimos catorce años, durante los cuales cargaron con los duros efectos de la migración desenfrenada, el tan polarizante Brexit y una gestión fracasada de tan solo cuarenta días de la mano de Liz Truss, a los conservadores no les espera una jornada fácil. Hace casi tres años que no hay una sola encuesta que no pronostique que el socialdemócrata Partido Laborista —de la mano del moderado y pragmático Keir Starmer— pulverizará a los tories, quizás incluso logrando una mayoría histórica que acabe precipitando la extinción partidaria del conservadurismo británico.

El premier británico Rishi Sunak. Fuente: CEERI.
El premier británico Rishi Sunak.

Los laboristas llevan más de un año reclamando un adelanto electoral, que los conservadores rechazan, pues juegan a que el desgaste de una campaña opositora demasiado larga termine debilitando a Starmer o dividiendo a los laboristas. Esto podría, o no, terminar beneficiando a opciones como las que busca construir el exlíder laborista Jeremy Corbyn (del ala más izquierdista del partido y duro opositor a Starmer) o los Liberal Demócratas de centro. Sin embargo, así como los setenta años en la espera no impidieron que Carlos III se convirtiera en Rey, todo apunta a que estos meses de espera no impedirán que Starmer se convierta en primer ministro.

En un giro muy irónico, dado que se trata del año electoral más completo de la historia mundial, por lo pronto no se ha programado ningún referéndum en Suiza. Si se llega a 2025 sin que ocurra, será el primer año desde 1936, hace casi nueve décadas, durante el cual el país no celebra una votación.

***

Y los lectores más ávidos habrán podido notar que hemos dejado para el final “la cereza del pastel”: las elecciones en Estados Unidos de Norteamérica, que definirán no solo el nombre del principal ejecutivo del mundo, sino buena parte del futuro del panorama global por la importancia del país del norte en las Relaciones Internacionales. Este análisis lo puede encontrar en nuestra última edición de este especial. 

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